El 19 de marzo es el Día Internacional del Aprendizaje Digital, con motivo del día, te presentamos el Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO
Ninguna pantalla puede sustituir a un docente. En cambio, cuando la tecnología se aplica correctamente, puede complementar y mejorar la labor de los educadores. Para que la tecnología mejore los resultados del aprendizaje y reduzca las desigualdades, debemos dirigir activamente la revolución digital en la educación, según nuestros propios criterios.
Audrey Azoulay – Directora General de la UNESCO
La humanidad ha entrado en la era digital. En 2005, solo el 16 % de la población mundial estaba conectada a Internet. En 2023, esa cifra había aumentado al 67 %. La tecnología digital está cambiando, e incluso alterando, aspectos enteros de nuestras vidas, y también nuestros sistemas educativos.Esta alteración es muy prometedora, ya que los avances en materia de conectividad, portabilidad, recursos educativos abiertos e inteligencia artificial están creando más posibilidades de llegar a los alumnos marginados, ya vivan en zonas remotas o afectadas por crisis, se encuentren en situación de discapacidad o no reciban educación en su lengua materna.Sin embargo, persisten enormes desigualdades. Existen grandes lagunas en el acceso digital: según datos de la UNESCO, solo el 40 % de las escuelas primarias están conectadas a Internet y el 70 % de las poblaciones rurales de África Subsahariana carecen de electricidad. Muchos alumnos y docentes no poseen las competencias necesarias para desenvolverse en el mundo digital, pues solo la mitad de los países disponen de normas para desarrollar las competencias digitales del profesorado y menos del 10 % de las escuelas y universidades han instaurado políticas internas sobre la utilización de la inteligencia artificial.Si bien no es una solución universal para la educación, la tecnología digital puede ser una herramienta eficaz para el aprendizaje. Ahora bien, saber cómo y cuándo utilizarla sigue siendo una cuestión fundamental. Debemos responder juntos a esta pregunta para que la educación esté en sintonía con la era digital. El Día Internacional del Aprendizaje Digital, que se celebra por primera vez este año, el 19 de marzo, constituyeuna oportunidad para dar un nuevo impulso a estos esfuerzos.En la UNESCO actuamos de tres maneras. En primer lugar, estamos trabajando para establecer marcos normativos inteligentes que protejan los derechos humanos, por ejemplo, a través de nuestra Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial, aprobada en 2021, y nuestras primeras orientaciones para la IA generativa en la educación y la investigación, que se presentaron en 2023. Ambos textos contienen disposiciones destinadas a garantizar que la utilización de la IA en la educación sea adecuada para la edad y respete los derechos de los docentes y los alumnos, en particular la confidencialidad de los datos.La segunda prioridad de la UNESCO es dotar a los docentes y alumnos de las competencias necesarias para desenvolverse en los entornos digitales. Durante el último decenio, la UNESCO ha ayudado a 40 países a establecer marcos de competencias digitales para los docentes. En América Latina y el Caribe, en los dos últimos años la UNESCO ha impartido formación en alfabetización mediática e informacional a más de 5 500 docentes. En tercer lugar, la UNESCO recopila datos para determinar las mejores prácticas y orientar las políticas públicas. En 2023 publicamos un importante informe sobre las tecnologías en la educación, el Informe de seguimiento de la educación en el mundo. En el informe se examinan cuestiones esenciales, como la brecha digital y los intereses privados en la educación, y se formulan dos recomendaciones clave: en primer lugar, que prevalezca siempre el interés superior de los alumnos; y, en segundo lugar, que la tecnología esté siempre al servicio de la educación, y no a la inversa.
Ninguna pantalla puede sustituir a un docente. En cambio, cuando la tecnología se aplica correctamente, puede complementar y mejorar la labor de los educadores. Para que la tecnología mejore los resultados del aprendizaje y reduzca las desigualdades, debemos dirigir activamente la revolución digital en la educación, según nuestros propios criterios.